Hace poco vi por casualidad un streaming de una conversa de negocios hecho desde una hashtag#bar en Bangkok. El bar había estructurado espacios con audífonos y dispositivos listos para podcasts, internet de alta velocidad para los asistentes, cámaras de video y espacios para transmisión, mientras una banda tocaba en otro espacio, otros bailaban , otros tomaban cervezas mientras cantaban karaoke con una pantalla de un piso de alto. Me voló un poco la cabeza todo este mix pero vi la gente divirtiéndose y me hizo recordar a ese concepto de isomorfismo.
El Isomorfirsmo es una de esas palabras que no escuchamos a menudo, pero su impacto está presente en casi todas las empresas y es la tendencia de las empresas a parecerse cada vez más a las estructuras y procesos de su entorno. Un banco tiende a ser como cualquier otro banco ; con espacios de bienvenida, espacio de espera, cajeros automáticos y espacios para atención personal; aparte, sus llamadas vendiendo tarjetas de crédito , su publicidad educando financieramente y diciéndonos “Confía”, sus apps en celular con las mismas secciones, etc.
La necesidad de estandarizar y optimizar procesos genera una especie de confort en el que parece que todo está controlado como debe ser , pero… ¿realmente lo está?Recuerdo bien que un cliente del rubro de seguridad me comentó, no podemos hacer innovación, es mucha inversión de tiempo, mejor nos copiamos de la competencia, por algo, habrán hecho lo que han hecho. Cuando una empresa rompe con esta tendencia, desafía el isomorfismo: crea productos y servicios con identidad y satisfaciendo las necesidades de su cliente y se adapta a lo actual es cuando empieza a sobresalir. Ahí es donde la innovación tiene impacto real. Pero para que esto ocurra, hay que estar dispuesto a abandonar esa sensación de seguridad de hacer las cosas “como siempre”, es lo más rápido de hacer por cumplir y es lo menos costoso para directivos o financieros de mentalidad “minimax”.
El problema es que muchos directivos, se aferran a esos procesos que, en su momento, fueron efectivos. Es el modelo a seguir, dicen, sin darse cuenta de que este enfoque de “industria” estandariza tanto que las empresas terminan siendo clones unas de otras.
Si queremos innovar, debemos desafiar el isomorfismo. Hay que identificar esos procesos que nos mantienen estancados, a las personas que resisten el cambio, a aquellos que creen que lo han visto todo y no hay nada nuevo que aprender. Es un llamado no solo a los líderes, sino a cada uno de nosotros: ¿estamos dispuestos a ser líderes de cambio? ¿Estamos abiertos a más ideas o seguimos defendiendo lo de siempre porque es cómodo?
La verdadera innovación no puede coexistir con las viejas estructuras ni con quienes las protegen por miedo, comodidad o practicidad. Si no los cuestionamos, solo se convertirán en piedras en el camino. Innovar cuesta, pero quedarse atrás, más.
Si queremos ser líderes innovadores, debimos empezar ayer, no mañana .
Director de la agencia digital laburbuja.pe. Experiencia digital en la industria aérea, hotelera, fintech, ong, automotriz, spirits, consumo masivo y educación, ong, 8 años de experiencia en comercio electrónico para IBM latinoamérica.
Más de 15 años de experiencia en marketing como director de agencia digital y director de planificación. Máster en marketing digital ESIC Barcelona, Posgrado en Creatividad Interactiva UAB de Barcelona. Docente de posgrado de marketing en UPC, Universidad de Piura, USMP e Instituto de Gobierno relacionados a publicidad, comunicación y contenidos digitales.